viernes, 28 de junio de 2013

SE NOS FUE UN SOLDADO DE LA CAPITALIDAD Por Rodolfo Mier Luzio

Foto gentileza periódico La Patria
Hasta hoy se lamenta, y se lamentará por siempre la trágica muerte de un canto-autor; quien, con sus canciones supo hacer palpitar los corazones chuquisaqueños, identificando a la letra de sus composiciones con las aspiraciones de un pueblo que sufrió las agresiones del oficialismo, por el sólo hecho de pedir justicia y clamar libertad, siguiendo la tradición de sus gentes que en diversas circunstancias y desde aquel lejano 25 de mayo de 1809, se levantó contra todo tipo de opresión, logrando con sus ideas y sus espadas, la libertad, no sólo de nuestros pueblos, sino de todos los pueblos de América.
Huáscar Aparicio, se fue de este mundo, pero ha dejado su legado en canciones, las que se han constituido en verdaderos “Himnos de Libertad”. Fue su arma la guitarra y sus canciones un grito abierto de rebeldía que tenía como coro a todo un pueblo reprimido, postergado y vilipendiado; acusado injustamente como racista. ¿Acaso no es legítimo defender el hogar de huestes fundamentalistas, que no golpean tu puerta sino que avasallan  y tratan de quitarte los derechos, la sonrisa, el aire y hasta la libertad?
“Llego en el viento y al respirar aires de libertad/ nuestra Capitalia Plena comienza a llegar rompiendo las cadenas para poder avanzar/ Aquí nació la libertad, nadie lo va negar/ hermanos bolivianos hay que respetar/  Sucre ha sido y será por siempre será nuestra Capital/ Este bicentenario queremos la unidad/ América ya tiene en el recordar a sus pueblos hermanos en un sólo corazón”
Esas estrofas escritas por Huáscar, calaron profundo en el corazón de los habitantes de los Charcas; tanto es así, que aparte de las lágrimas que corrieron como torrentes de nostalgias, sus canciones lo acompañaron hasta su última morada. Pañuelos blancos de una multitud, banderas bolivianas y de Chuquisaca flamearon nuevamente levantadas al aire como sucedió en esos días aciagos que le tocó vivir a la ciudad de Sucre.
Se sintió la unidad de sus habitantes en un solo corazón cumpliendo nuevamente las premonitorias estrofas de esa marcha que levantó los corazones con renovadas esperanzas de un futuro mejor para esta tierra que con el coraje de sus gentes dio libertad a nuestra América.
Huáscar no sólo fue un amante del arte, de su guitarra y sus canciones, él se llevo a la tumba su rebeldía mascullada en jornadas grises, pero también se llevó al hijo querido que empezaba a seguir sus pasos de un artista pleno; porque, el artista que canta por cantar y no siente la necesidad de ser necesario y vivir  lo que dice cantando, en lo más profundo de su alma, de su espíritu y de su corazón.
Yo, como todos los habitantes de Sucre, siento su partida y seguiré cantando en mi corazón, lo que él le regalo a la Capital: sus canciones las que ahora tienen como fondo de acompañamiento las campanas de San Francisco y de las tantas iglesias cuyas torres apuntan al cielo en señal de respetuoso homenaje.
Paz en su tumba.

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